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Nacen menos niños en Yucatán: ¿qué nos está diciendo esta realidad?

Hay cifras que, cuando se leen, no deberían pasarnos de largo. Según el INEGI, en 2024 Yucatán registró una de las tasas más bajas de natalidad en México: 38.1 nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil, lo que equivale apenas al 43.9% de lo que ocurre en Chiapas, el estado con mayor natalidad del país.


📊 Las cifras hablan por sí solas:

  • Yucatán: 38.1 nacimientos → 43.9% de la tasa de Chiapas

  • Ciudad de México: 32.8 nacimientos → 37.8% (la más baja del país)

  • Chiapas: 86.7 nacimientos → 100% (referencia más alta)

  • Durango: 58.9 nacimientos → 67.9%

  • Nayarit: 58.6 nacimientos → 67.6%


A nivel nacional, la tendencia es clara: en 2024 se registraron 1.67 millones de bebés, una cifra menor que en años anteriores. México está teniendo menos hijos, y esa caída debería preocuparnos.


Menos nacimientos, más incertidumbre

¿Por qué estamos teniendo menos hijos? No hay una sola causa. Hay factores económicos —sueldos bajos, dificultad para acceder a vivienda—; culturales —un modelo de vida que muchas veces margina la maternidad y la paternidad—; y, sobre todo, un cambio de mentalidad: cada vez más personas sienten que traer un hijo al mundo es un riesgo o una carga.

Lo sorprendente es que Yucatán, un estado históricamente identificado con familias grandes y fuertes raíces culturales, ahora figure con una de las tasas más bajas. La tradición sola no alcanza cuando la cultura general no sostiene ni celebra la vida.


La natalidad como espejo de un país

La natalidad no es solo un dato técnico. Es un espejo. Nos refleja cuánta esperanza tenemos en el futuro, cuánto apoyo real existe para las familias y cómo valoramos la llegada de un hijo.

Que la Ciudad de México esté al 37.8% de Chiapas y Yucatán al 43.9% no es solo un contraste estadístico: es un mensaje claro de que hay lugares donde la vida encuentra menos espacio para crecer.


Un país que deja de tener hijos es un país que deja de creer en sí mismo. Menos nacimientos significan, tarde o temprano, menos niños en escuelas, menos jóvenes en la fuerza laboral, menos sueños y más envejecimiento.


Vida, familia y futuro

Defender la vida no es únicamente oponerse al aborto. También significa darle a la maternidad y la paternidad un entorno digno y posible. Que una mujer pueda recibir a su hijo con alegría y no con miedo. Que un joven vea a la familia como proyecto y no como obstáculo.

Las cifras nos recuerdan que, si no fortalecemos a las familias y si no volvemos a celebrar la vida, los números seguirán cayendo. Y con ellos, también nuestro futuro como nación.


Un dato que interpela… y un reclamo a los gobernantes

Cuando pienso en esos 1.67 millones de bebés nacidos en 2024, me conmueve imaginar cada nueva vida. Pero también me alarma saber que son menos que antes.


La baja natalidad en Yucatán y en todo México es una llamada de atención. No se trata de estadísticas frías: se trata de esperanza. Cada niño que no nace es un sueño que no florece, una sociedad que se apaga poco a poco.


Y aquí entra el reclamo directo: nuestros gobernantes deben mirar estas cifras como lo que son, una urgencia nacional. Porque las políticas públicas actuales son todo menos alentadoras para formar familia: vivimos en un país donde tener hijos se vuelve cada vez más complicado, caro y estresante.


Es hora de que quienes toman decisiones apuesten de verdad por la vida y la familia, con políticas que alivien la carga, que den seguridad y que devuelvan a los mexicanos la confianza en que traer hijos al mundo no es un sacrificio imposible, sino una alegría posible.

 
 
 

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