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Innovar o Estancarse: Lecciones del Nobel de Economía 2025

Este año, el Premio Nobel de Economía fue otorgado a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt por explicar algo que, aunque parece evidente, pocas veces se traduce en acción: el progreso de una sociedad depende de su capacidad para innovar.


Su trabajo describe cómo las economías crecen cuando se atreven a reinventarse, cuando dejan atrás estructuras obsoletas para dar paso a nuevas ideas, tecnologías o formas de organización. Lo llaman “destrucción creativa”, y más que un concepto económico, es una filosofía de vida.



La lección detrás del Nobel



Los tres economistas demostraron que el crecimiento sostenido no proviene solo de acumular recursos o capital, sino de estimular la mente humana, de crear condiciones donde las personas puedan imaginar algo mejor y llevarlo a la práctica.


El economista Joel Mokyr lo explica desde la historia: las civilizaciones que prosperan son aquellas que valoran el conocimiento, la experimentación y la cultura del “por qué no”. Mientras tanto, Aghion y Howitt construyeron modelos que muestran cómo la competencia, cuando es sana, incentiva a innovar más y mejor.


El mensaje es claro: las sociedades que castigan el riesgo o que premian la mediocridad terminan estancadas.



Innovar no es solo cuestión de empresas



Hablar de innovación no se limita a los laboratorios ni a Silicon Valley. Significa transformar la manera en que educamos, gestionamos, servimos y hasta cómo nos relacionamos. Innovar es cuestionar lo establecido para mejorar la vida de las personas.


México, por ejemplo, tiene talento, creatividad y recursos, pero aún lucha contra la burocracia, la desconfianza y el miedo al cambio. En muchos casos, se castiga la iniciativa y se premia la obediencia. La innovación necesita justamente lo contrario: libertad para pensar, equivocarse y volver a intentar.



Innovar también es un acto personal



En lo humano, innovar es animarse a cambiar rutinas, a romper con viejos moldes mentales, a apostar por nuevas formas de amar, de trabajar, de servir. Es un proceso que duele, porque toda “destrucción creativa” implica despedirse de algo. Pero solo así florece lo nuevo.


La economía y la vida tienen en común que se estancan cuando se aferran a lo conocido. Por eso, este Nobel no solo celebra un descubrimiento técnico; nos recuerda que quien no innova, se marchita.



El llamado



El verdadero progreso no lo logran los gobiernos ni las grandes corporaciones, sino las mentes curiosas, los soñadores que no se conforman. Innovar, al final, es un acto de fe: creer que lo que hoy parece imposible, mañana puede cambiar el mundo.




Ale Diener

🕊️ “Voy a volar, dijo el gusano…”

📍 alediener.com | @alediener_positiveinfluencer

 
 
 

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